Nace el arte Bizantino en la época de Constantino; en cuanto al dibujo y la pintura, adquiere características propias, los artistas realizaban excelentes mosaicos centrados en la representación de acontecimientos bíblicos en las cuales se observa que las figuras representadas poseen un hieratismo bastante acentuado que siempre están colocadas de frente.
El Románico, denominado así por la semejanza con el vocablo «romance» que designa a los idiomas derivados del latín, se encargó de decorar el interior de muchas basílicas e iglesias. Durante este período se pinta sobre ábsides y bóvedas figuras estilizadas, llenas de incesante movimiento y colorido; la pintura románica empleó las técnicas pictóricas al fresco y al temple; los temas solían ser figuras de ángeles, santos, apóstoles, corderos, etc., también realizaron pintura sobre madera (frontales) y muchas ilustraciones de biblias y evangelios.
Por último, aparece el arte o estilo Gótico, conjuntamente con tres connotados fenómenos de la Edad Media: la formación de la clase burguesa, el desarrollo comercial y la industrialización. La pintura gótica fue expresiva y realista, manifestando el naturalismo en sus composiciones. El paisaje se introduce como modalidad pictórica y en los dibujos las figuras se presentan estilizadas y poco modeladas. Esta pintura casi desaparece por completo de las catedrales, puesto que los grandes vitrales llenan los espacios y de esta manera queda reducida a miniaturas de libros, tapices y retablos.
(Articulo enviado por: Lluvia Velandia, lluviadelv@hotmail.com)