La arquitectura herreriana y su principal representante.
Juan de Herrera es el principal representante del estilo Herreriano que es la evolución del plateresco hacia el purismo clásico.
Este estilo que en su época se denominaba estilo desornamentado pertenece a la arquitectura Renacentista española la cual es caracterizada por la ausencia de decoración.
El Colegio de Nuestra Señora de La Antigua, la Catedral de la Asunción de Valladolid, el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, y el Monforte de Lemos, son obras que poseen este estilo Herrreriano.
La arquitectura herreriana, o estilo herreriano, encuadrada dentro de la arquitectura renacentista española, supone la evolución del plateresco hacia el purismo clásico. Debe su nombre a su principal representante, Juan de Herrera, autor del Monasterio de El Escorial.
INDICE DE TEMAS
Historia de la Arquitectura herreriana.
Arquitectura herreriana de Asturias.
Se caracteriza por poseer el estilo Herreriano a partir del siglo II, este se difundió tanto en la península como en toda América.
Obras mas importantes.
Algunas obras características, además del citado Monasterio de El Escorial, son la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción (Valladolid), el conjunto de la Villa Ducal de Lerma (Burgos), el Colegio de Nuestra Señora de La Antigua (Monforte de Lemos) o la Iglesia de San Sebastián (Villacastín).
La arquitectura renacentista en España.
El incio de la arquitectura renacentista en España está marcado por el protagonismo del estilo plateresco, que no abandona completamnte ciertas formas y estéticas del gótico final.
Posteriormente, se suceden dos fases clasicistas y ajenas a lo gótico, pero bastante tardías con respecto a lo que sucede en otros lugares de Europa y principalmente Italia.
Estilo de la arquitectura herreriana.
El estilo herreriano fue la arquitectura oficial de los Austrias a partir de Felipe II y se difundió rápidamente, no sólo por la Península Ibérica sino también por América.
Características del estilo herreiano.
El estilo herreriano se caracteriza por su geometría y por su ausencia casi total de decoración, razón por la cual en su época era denominado estilo desornamentado.
Las grandes obras de este estilo se imponen por su tamaño e impresionan por su severa grandiosidad, pero las pequeñas y secundarias resultan, en general, desabridas y monótonas.