El orden corintio es el que determina las proporciones de las diversas partes de la columna: se corresponde con el orden jónico, pero con un capitel más decorado.
Este orden tuvo un gran desarrollo en Corinto y comarca. Tiene basa y el fuste es muy esbelto. El capitel tiene pequeñas volutas, y entre ellas presenta hojas de acanto.
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Orden corintio
Elementos que se acentúan en el orden coríntio
Se acentúan los elementos decorativos en el friso y la cornisa. El orden corintio se caracteriza como uno de los más elegantes y ornamentado de los órdenes arquitectónicos clásicos y por sus columnas y sus entablamentos, presentes a lo largo de toda la evolución del arte griego.
Gracias a Calímaco en el siglo VI adC. es que se conoce este orden. Podemos encontrar como las construcciones mas destacadas en el orden corintio el monumento de Lisicrates en Atenas; este fue levantado en el 334 adC.
Características del orden coríntio
El orden corintio se caracteriza por: La columna que va dotada de basa, o sea, de una pieza de apoyo compuesta por tres molduras: dos boceles circulares o medios toros y una escocia intercalada entre ambos que puede ir adornada por unos listeles.
El fuste es de sección circular y presenta un ligero éntasis, esta está acanalada por 24 estrías separadas entre sí por finos filetes longitudinales.
Otra característica es el capitel, este es el elemento más representativo e importante de este orden y se reconoce por su aspecto de campana invertida y por ultimo tenemos el entablamento que mide generalmente un quinto del orden total.
El orden coríntio está constituido por:
- La cornisa coronada por el alero, este forma un saledizo que habitualmente cuenta con una moldura de tipo cimacio.
- El friso es una banda adornada con una sucesión de figuras en relieve.
- El arquitrabe, que se muestra usualmente descompuesto en tres bandas horizontales superpuestas y escalonadas que comúnmente es llamado fasciae.
El orden corintio durante muchos años fue utilizado de forma distintiva en el interior de los edificios de orden dórico y jónico, porque sus proporciones y variedad de decoración lo hacían especialmente apto para las semicolumnas y pilares internos.
Ahora bien, su uso más antiguo como elemento externo fue en el templo de Apolo Basse en Arcadia, a finales del s. V a.C. y no se usa en el soportal de un templo hasta que aparece en el Olimpeión de Atenas en torno al 175a.C.