1. Especifique con precisión todo el problema.
2. Divida el problema en subproblemas. Diseñe un algoritmo que solucione cada
subproblema. Hágalos tan sencillos que su corrección sea evidente.
3. Verifique que el algoritmo sea lógicamente correcto y que cumpla con las
especificaciones.
4. Codifique usando el lenguaje apropiado, estructuras de datos conocidas y otras rutinas útiles. Aplique técnicas de programación estructurada y de documentación.
5. Compruebe el programa con algunos datos cuidadosamente seleccionados y elimine los errores que pueda haber. Nunca deje errores sin corregir, o en su caso documentar.
6. Efectúe estos pasos con cada subproblema.
Los buenos algoritmos son elegantes entidades algebraicas. Gracias a Noelia Emilia Fernández por colaborarnos este artículo para ser publicado en ARQHYS.com…