Las zonas climaticas.
Como se ha señalado, el clima de un lugar puede ser representado mediante los valores que adoptan las diferentes variables climatológicas a lo largo de determinados períodos de tiempo.
Pero, además, de acuerdo a las características locales, los valores de los distintos elementos climáticos experimentan algunas variaciones a lo largo de ciertos períodos.
No obstante, se han llegado a establecer algunas clasificaciones climatológicas mediante la sistematización de datos de amplias zonas de la tierra.
Los geógrafos y otros especialistas han elaborado numerosas clasificaciones del clima; generalmente, tomando en cuenta las diferencias en cuanto a la vegetación de las distintas regiones y, en algunos casos, delimitando las zonas en función de diferencias significativas observadas en los elementos del clima como, por ejemplo, en los niveles de temperatura o de precipitación.
Sin embargo algunas de ellas, no tienen presente el hecho de que la vegetación natural de algunas zonas ya no existe, porque ha sido sustituida por otros cultivos o por otras acciones.
Una de las clasificaciones más conocidas y utilizadas por los arquitectos, desde 1908 hasta el presente, es la cual determina la vegetación que puede crecer en un sitio según las características climáticas.
De modo general, distingue siete grandes zonas, aunque sobre ella se han hecho algunas modificaciones o subdivisiones divididas en subzonas, las cuales se definen de acuerdo a los valores de los promedios de las temperaturas medias del mes más caluroso y del mes más frío, la temperatura media anual, la precipitación anual, la precipitación mínima mensual y la estación seca.
Estos siete tipos climáticos identificados por son:
- Templado Cálido (C),
- Templado Frío (D),
- Polar o Ártico y Subártico,
- Desértico (BW)
- Estepa o Sabana (BS)
- Climas de Montaña (H).
Es importante señalar que se han llevado a cabo otras clasificaciones en las cuales, más por un interés de diseño arquitectónico, se toma en cuenta el planteamiento que hace Givoni sobre la relación entre la temperatura y la humedad; esto con el objeto de relacionar la clasificación climática con el confort térmico y la posibilidad de plantear algunas soluciones arquitectónicas.
Dentro de este esquema, se hallan los trabajos de G. A. Atkinson, quien profundiza en los climas cálidos; Koenigsberger, Mahoney y Evans, que se basan en la cantidad de meses de condiciones áridas, húmedas o frescas, además de relacionar los indicadores de precipitación, de brisas ocasionales y la posibilidad de dormir en el exterior, para formular algunas recomendaciones en la forma de construir. Por su parte, la clasificación de Miller reconoce cuatro climas calientes, cálidos templados, grandes tipos climáticos: templado frío y frío.
El clima mediterráneo lo ubica dentro de los cálidos templados, ya que sus características son veranos secos e inviernos lluviosos, inviernos generalmente fríos en el interior y templados o frescos en las zonas costeras, intensa radiación solar durante la mayor parte del año, con un máximo en invierno y un mínimo en verano.
A su vez, el tipo climático del Mediterráneo presenta una variedad de subtipos, los que varían de acuerdo a la cercanía con la costa, a la altitud y a la latitud.
Estos son:
- el clima continental,
- el marítimo
- y el montañoso.
Dentro de algunos de ellos, podemos encontrar zonas desérticas. De modo general, podemos afirmar que, si tomamos en cuenta la relación existente entre la humedad y la temperatura como factor fundamental en el estudio bioclimático de las edificaciones.