El concepto de profesional se aplica al arquitecto y ser profesional implica que se tiene un alto grado de habilidad y capacidad en un campo de trabajo especifico, los arquitectos tienen la educación, experiencia y reconocimiento oficial, por lo que su responsabilidad de ser profesional no solo es moral, sino un requisito legal.
Este requisito legal se denomina licencia, la cual otorga el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos en representación del Estado costarricense, esta licencia certifica que el arquitecto esta aplicando habilidades y conocimientos adecuados para proteger y salvaguardar la salud y seguridad publica en bienestar de las personas y la sociedad en general.
En nuestro país la educación en arquitectura, al igual que las ingenierías, tiene como promedio los cinco o seis años y exige como mínimo el grado de licenciatura y de acuerdo a la Cámara de Consultores en Arquitectura e Ingeniería, se considera como consultor profesional al que haya ejercido cinco o más años la profesión, posterior a su graduación universitaria. La consultoría y asesoramiento constituye los servicios básicos de nuestra profesión y estos tienen como objetivo lograr cumplir con el planeamiento en cuanto a seguridad, funcionamiento, mantenimiento y salubridad física y sicológica de los espacios construidos con materiales sólidos y sistemas constructivos adecuados y vigentes.
Estas son las bases primordiales en las que debemos fundamentar nuestro negocio, “además de una continua adquisición de conocimientos para mantenernos al día en el actual progreso tecnológico, por lo que debemos desarrollar una nueva perspectiva para un mundo en constante cambio. Las técnicas y métodos de negociación deben ser y son parte integral de los entornos empresariales.”
La ética negociadora. Todo arquitecto consultor que se llame a sí mismo profesional, debe, tanto en sus inversiones como en sus relaciones de negocios fuera de su profesión estar libre de intereses económicos y personales del proyecto para que su posición de consejero sea honesta y actúe en protección de los intereses del cliente, nunca se debe comprometer con los ofrecimientos de los fabricantes, mayoristas o ejecutivos de cuentas para adquirir compromisos u obligaciones que vayan en detrimento de la protección de los intereses del cliente.
Son tres, los ingredientes para alcanzar el éxito en toda negociación, independientes al campo de acción, esta son, la sinceridad, la confidencialidad y la flexibilidad las que conllevan a que ganemos la confianza de nuestro cliente. Base primordial de nuestro negocio. “Por muy buenas que sean nuestras técnicas en la gestión de proyectos o en la calidad del diseño, no compensara jamas las perdidas de ingresos o de trabajos, como así lo hace una buena negociación la cual debe ser una habilidad necesaria para ejercer nuestra profesión”. (Enviado por: Juan E. Quiñoz. Autor: Adrián Coto)