Arquitectura neoyorquina.
La ciudad de New York es la más poblada de los Estados Unidos de América, centro de aglomeración urbana y motor mundial de comercio y finanzas. Por consiguiente, un imán para entes de otras naciones; y por supuesto, un eje de motivación para la inversión extranjera. Por lo mencionado anteriormente, el estilo arquitectónico tiene la necesidad de jugar con un espacio cada vez más reducido debido al crecimiento acelerado de la población.
Por consiguiente, la estructura más representativa de esta densa ciudad es el rascacielos -edificio muy alto-, que en el caso de New York, cuenta con miles de edificios, utilizados con fines laborales y residenciales. Dentro de los rascacielos más destacados se encuentran: Woolworth -de estilo neogótico-, Chrysler -con un diseño art decó, de ornamentación distintiva- y Seagram -moderna torre de oficinas-. En otro aspecto, las áreas residencias se caracterizan por tener elegantes terrazas y petit hôtels -tipo de residencia urbana que aloja museos, instituciones públicas, etc.-, con un característico revestimiento de arenisca marrón.
Entre los materiales predominantes en las construcciones están la piedra y el ladrillo; y esto se debe a las limitaciones que trae consigo la madera. La ventaja de tener una residencia de piedra, es la gran cantidad de proveedores que ofrecen productos con variadas texturas; lo que a su vez permite distinción para cada cliente. Un dato interesante: En 1916 una resolución municipal delimitó un mínimo espacio obligatorio entre los edificios y la línea de calle, con el fin de no afectar la iluminación en las calles y avenidas.