La composición de las plantas se realizaba (para edificios general- mente exentos de medianeras) regladas por EJES DE SIMETRÍA clasificados a su vez como EJES PRINCIPALES (en el centro) y EJES SECUNDARIOS sobre los que se disponían los distintos elementos de composición -o ambientes- según su función sea más importante (está siempre en el centro del trazado) o secundaria, y en relación con el “tema” principal por el cual se creaba el edificio.
Ahora vamos a componer los frentes o elevaciones de estas Arquitecturas. Imaginemos que tenemos cuatro fachadas por edificio; una será la más importante: LA FACHADA PRINCIPAL, ésta coincidirá con la puerta principal de ingreso y será creada con particular esmero; tanto que tendrá una plaza o un jardín adelante, para favorecer su observación y enmarcar su significación.
Esta fachada principal colmará la contemplación del edificio; que como en la pintura clásica, requiere de un observador estático, a quien la obra atrapará emocionalmente con el equilibrio, la figuración y el discurso de sus bellas imágenes. Las otras fachadas serán trabajadas con igual maestría y dedicación, pero sin competir con el frente.
En este punto veremos una serie de “recursos compositivos” que, como los citados ejes de simetría, parecen unificar todas estas realizaciones, haciéndolas comprensibles, evaluables y comparables entre sí, independientemente de la calidad y sabiduría con que los arquitectos del siglo pasado combinaban los elementos de Arquitectura. Gracias a María Perez Montolla por colaborarnos este artículo para ser publicado en ARQHYS.com.