Arquitectura Paleocristiana y Bizantina.
Las edificaciones construidas por el imperio romano, se convirtieron luego en parte importante de la religión cristiana. Tras el hecho de que Constantino adoptara esta religión como la religión determinante del imperio romano, surge entonces el problema de la construcción de otras edificaciones, en las que los creyentes pudieran desarrollar sus actividades con comodidad, en un espacio adecuado.
En ese momento queda en segundo plano el placer personal que reinó en la arquitectura del lugar por mucho tiempo y en cambio se comenzó a trabajar pensando más en la función o en la forma de que con sus construcciones las personas se adentraran más en la vida espiritual.
Cuando comenzaron a difundir la religión cristiana, no contaban con un espacio para realizar sus cultos, sino que se reunían en lugares secretos, pues como la religión no era oficial, quienes la practicaban corrían el riesgo de ser capturados. Al paso del tiempo, las iglesias o catedrales se convirtieron en la esencia de sus edificaciones, pues la cantidad de personas que practicaban esta religión aumentó considerablemente y a la vez que se extendía el imperio romano, la religión cristiana era llevada a otras partes del continente para que cada vez más personas se unieran a la misma.
De todas las iglesias construidas por Constantino en la época, la más significativa fue la basílica de San Pedro, por su gran dimensión, además que sirvió como patrón para las construidas posteriormente.
Al trasladarse hacia Constantinopla la capital de Roma, el emperador Justiniano creó ciertas revueltas por su idea de querer construir nuevamente las edificaciones que tuvieron mayor importancia y jerarquía del imperio, mientras que con ello se iban aplacando las nuevas iglesias o catedrales de la religión cristiana.
De estas construcciones cabe señalar la importancia de la iglesia de Santa Sofía, pues esta fue una excelente obra creada por arquitectos, artistas y filósofos, resultando de ello una magnificencia en ingeniería. Esta tenía una planta rectangular sostenida por 4 pilares bajo la inmensa bóveda sobre pechinas, cuya iluminación era gracias a 40 ventanas exteriores, al igual que toda la iluminación del resto de la iglesia.