El simbolismo del Panteón romano.
¿Qué significa este curioso espacio sagrado en forma de sala termal?
En primer lugar, hay que subrayar el hecho de que el Panteón no es un templo normal y corriente: en lugar de la cella rectangular que contiene la estatua de un dios, ofrece un amplio espacio interior y forma un importante lugar de reunión, lo que implica una evolución de la función y del ritual antiguo.
Por otra parte, este espacio tiene algunas peculiaridades; la planta es circular, con una altura equivalente al radio; la cúpula, del mismo diámetro, es exactamente hemisférica. Así, el espacio interior puede contener una esfera perfecta, encerrada en un cubo, la longitud de cuyas aristas es también de dos radios.
Finalmente, si prolongamos la medida de la base hasta el fondo de los ábsides, podemos trazar un triangulo equilátero desde el suelo hasta el centro del oculus, formando una pirámide perfecta.
Todas estas construcciones geométricas estaban consideradas por los antiguos como dotadas de propiedades numéricas y simbólicas que hacían del monumento una verdadera suma pitagórica.
Recordemos el texto de Cicerón (De la naturaleza de los dioses, II, 53): “Vosotros aseguráis que el cono, el cilindro y la pirámide superan en belleza a la esfera. Si estas figuras fueran las más hermosas, tan sólo sería en apariencia.
Pero yo niego incluso eso. ¿Qué hay más hermoso que la figura que en sí misma encierra a todas las demás, que no ofrece ninguna aspereza, ni forma basta, ni vacíos angulosos, sinuosidades, protuberancias, o ahuecamientos?
Hay dos formas que superan a todas las demás. Entre los sólidos, es el globo (tal es el sentido del término Sphïra). Entere las figuras planas, es el circulo o el orbe (el Kuklos de los griegos). (…)
¿No podéis comprender que un movimiento tan igual, un orden tan constante como el del universo, precisa necesariamente de una figura esférica?” estos sólidos son la expresión de la inteligencia divina: del cuadrado al cubo, del circulo al cilindro, de las pirámides al cono, todas las formas convergen en la esfera.
En realidad, esta geometría fundamental conduce siempre a la imagen del universo y al movimiento celeste. En este sentido, el panteón es un ejemplo perfecto. En su nave, los siete ábsides están consagrados a las siete divinidades astrales (cinco Planetas y dos Luminarias, es decir, el sol y la Luna).
Respecto a la cúpula, representa la bóveda celeste. Los cinco niveles de artesones del techo simbolizan las cinco esferas concéntricas del sistema planetario antiguo.
El oculus central –única fuente de luz del edificio- representa admirablemente el sol que domina todo el espacio.
Es, a semejanza del emperador que reina sobre el orbis terrarum – teniendo en una mano el globo del universo y llevando la corona radiada-, la imagen del sol divinus, eso “sol divino” que se convertirá en el sol invictus, el “sol invencible”. Porque el Panteón, templo dinástico e imagen del poder del Priceps, es el lugar donde el soberano se transforma en legislador universal: es aquí donde, según Dion Cassius, Adriano amaba “administrar justicia” entre los dioses.
Es aquí donde el todopoderoso emperador dictaba el derecho, promulgaba las leyes, se convertía en el jefe del Tribunal Supremo. Había hacho del templo la imagen misma del poder imperial divinizado, el aula regia por excelencia.” (Extracto de: STIERLIN, Henri. El Imperio Romano, desde los etruscos a la caída del Imperio romano. Taschen. Cologne, 1997).