Antonio Ubaldo Vilar, brillante Ingeniero argentino (diseñador de las primeras estaciones del Automóvil Club Argentino y su famoso cartel) nos advertía en 1936: “¿Qué debe ser una casa barata o vivienda popular o mínima o económica?
Debe ser una casa muy cuidadosamente planeada que, permitiendo un alquiler o forma de adquisición relacionada al jornal mínimo y al costo de la vida, reúna condiciones de comodidad, higiene, adaptabilidad, para la vida decente de una familia normal, luz natural, aire sano, sol, facilidades de transporte y varios otros complementos en forma semejante a la ya obtenida en… los países que más se han empeñado por alcanzar esta meta.
Y lo defino así porque el ajuste de este concepto, que es cuestión técnica, está alambicado hasta no dar más… La dificultad fundamental reside en que, entre el costo actual de esa vivienda mínima y el jornal mínimo… del obrero en el mundo, existe una desproporción que no permite hacer esa casa mínima para el alquiler o cuotas que el obrero puede pagar; o que los jornales son inadecuados para pretender casas adecuadas.” Vilar era un entusiasta investigador de la vivienda mínima en función social y buscaba permanentemente su concreción mucho más allá de lo meramente constructivo.
La racionalidad de los planteos productivos tenían -y tienen desde entonces- como premisa integral la economía en diferentes áreas. Economía de costos mediante un ajustado proyecto. Economía de recursos mediante técnicas eficientes y métodos constructivos sencillos. Economía de tiempos que junto a los costos redundan en la rentabilidad de los emprendimientos. Economía de esfuerzos.