La casa Boker.
En mayo de 1865 llegó a México un joven alemán llamado Roberto Boker (1843-1912), quien fundó en ese sitio, con gran éxito, una ferretería. Dentro del inventario que manejaba se encontraban desde fuetes para cocheros, carros de caballos de diferentes tipos, autos de vapor marca White, hasta carros de bomberos. Al terminar el siglo XIX, debido al crecimiento del negocio, el Sr. Boker compró el inmueble y los aledaños para construir su propio edificio; el cual hasta la fecha sigue perteneciendo a la familia ya durante cuatro generaciones, caso raro en un giro comercial en la ciudad de México.
El proyecto de la Casa Boker fue de los arquitectos neoyorquinos De Lemos y Cordes; los contratistas fueron A.R. Whitney Co., de Nueva York, y la obra la llevó a cabo el ingeniero mexicano Gonzalo Garita en dieciséis meses. Un detalle interesante en la construcción fue que el fotógrafo judío-húngaro Guillermo Kahlo realizó su primer trabajo como fotógrafo profesional con el seguimiento de la construcción de este edificio. Al excavar el terreno para colocar la cimentación se encontraron dos piedras, una de origen prehispánico que representa un águila, y la otra virreinal, la que se supone que es el escudo del primer propietario del predio. La primera fue donada por la familia Boker al Museo de Antropología y la otra se extravió durante la Segunda Guerra Mundial, periodo en que el negocio fue intervenido.
Fue la primera construcción que se hace en México totalmente de viguetas de acero en columnas y trabes. Edificios Administrativos, de Justicia y servicios. La burguesía mexicana, al igual que en muchas de los países latinoamericanos habían ya volteado la vista hacia la vieja Europa, especialmente a Francia para buscar así su vinculo de modernidad. El eclecticismo en este sentido, fue llave que los arquitectos abrieron para satisfacer los requerimientos estéticos del porfirismo y también por que «se vieron compelidos a adoptarlos ante una carencia de un nuevo estilo y, más que eso, ante la ausencia de nuevos programas arquitectónicos cabalmente representativos de las clases sociales y la todavía no-convalidación de nuevos materiales de construcción.
En suma ante la relativa invariabilidad social».Secretaria de Comunicaciones y Obras (MUNAL). En tiempos del Presidente Porfirio Díaz hubo un concurso para ver que arquitecto construiría el Palacio de Comunicaciones y Obras Publicas. El presidente deseaba que este fuera un edificio moderno y muy elegante. Como a él le gustaban las artes y la cultura francesa, decidió organizar un concurso que se extendiera hasta Europa, así el ganador fue el arquitecto italiano Silvio Contri, que vino a vivir a México para poder construirlo. Su estilo ecléctico, es grandioso, ya que suscita la vista de este espléndido Palacio no solo por su notable dimensión, si no también y principalmente por la sensación de belleza arquitectónica que produce la relación de sus elementos constructivos y ornamentales. Es obra del arquitecto Silvio Contri, el edificio muestra recursos renacentista y neoclásicos, para expresar su eclecticismo. Se encuentra frente a la plaza Manuel Tolsá, en la calle de Tacuba #8 entre las calles de Xicotencatl y Marconi al poniente, la fachada posterior mira hacia la Calle de Donceles. (Articulo enviado por: Julio César Pérez Guzmán, esstigma@hotmail.com)