ESPACIO VACÍO Y FALTA DE ORGANIZACIÓN.
Un espacio abierto, dentro del cual no es posible reconocer un campo de fuerzas entre los elementos visuales, pasa a convertirse en un espacio mórbido, ajeno y lejos de toda posibilidad de ser vivido y dinamizado.
Es normal encontrarnos con aquellos lugares, por los cuales debemos atravesar en nuestro paseo diario. Aún cuando existan los elementos visuales capaces de crear ese campo de fuerzas, pero no dentro de una estructura organizada, se van a excluir unos a otros y la expresión del espacio se va a perder. (Arheim, 1978, p.24). El equilibrio debe permitir la interacción de todas y cada una de las fuerzas del espacio urbano, en una perfecta armonía.
El vacío no es nada. Tampoco es una falta. En la materialización plástica juega el vacío como un acto fundante que busca forjar lugares.
Podría interpretarse que esta enigmática frase entresacada del texto de Heidegger representa de una manera u otra una definición iniciática de la esencia de la arquitectura.
Podría interpretarse así, que la arquitectura es dar significado a una porción de aire encapsulada entre impedimentos físicos que le dan forma y la configuran. Más aún, le dan significado, materialidad, textura, color, y sobre todo un relato, una historia, o mejor dicho un sin fin de historias posibles.
Por tanto el vacío es la arquitectura. Primer enigma resuelto. Si Heidegger afirma rotundamente que el vacío no es nada, entonces ¿qué es? Pues el vacío es arquitectura y por tanto la arquitectura es en cierta manera lo contrario que nada, lo opuesto a la nada.
Ahondemos algo más. Habría una lectura posible en la que la arquitectura se define como una disposición material.
Las cosas que el arquitecto dispone en el espacio son exactamente lo que la arquitectura es. Una visión constructiva de la arquitectura vendría a narrar las relaciones entre las cualidades materiales de cada elemento constructivo, cada definición, cada proyección que la materia induce.
Un espacio de madera y piedra evoca lo orgánico y vivo de la madera en relación a lo mineral y pesado de la piedra. Una piedra pulida, flameada o a corte de sierra, invoca texturas e interpretaciones diferentes del espacio.