Una Ventana es una abertura en una pared o estructura de una edificación que se utiliza para proporcionar ventilación, iluminación y, en algunos casos, para fines decorativos. El empleo de la ventana en los edificios ha sido y es generalizado, aunque su grado de utilización en un mismo edificio puede oscilar tanto como entre la nada y la totalidad.
INDICE DE TEMAS
Las Ventanas
Elementos que componen una Ventana.
El hueco viene formado por dos jambas o piezas verticales que lo enmarcan lateralmente, por un alféizar o vierteaguas que lo remata horizontalmente sobre el antepecho, y por un dintel o por un arco (arquitectura) que lo cierra por la parte superior.
Tanto el dintel (también denominado cargadero) como, en su caso, el arco, tienen por misión soportar las cargas que produce la parte de muro o pared que gravita sobre el hueco y transmitirlas a las jambas.
El mecanismo de cierre se compone de un marco o bastidor sujeto a las caras interiores del hueco, al que a su vez se fijan mediante herrajes adecuados las hojas generalmente acristaladas.
Uso de las ventanas en la edificación
Algunos tipos de edificios, por razones de insonorización (teatros de ópera|salas de conciertos), o bien de focalización de la atención (salas de espectáculos), o por conseguir interiorizar la actividad que en ellos se desarrolla (grandes almacenes), no poseen ventana alguna.
Esto es posible, entre otras razones, por los actuales sistemas de acondicionamiento de aire que lo tratan térmica e higiénicamente. Por el contrario, en edificios de oficinas, por ejemplo, es habitual que toda su fachada se convierta en una pura ventana mediante la utilización de «muros cortina» u otros sistemas de acristalamiento integral. Para el caso de las viviendas, la dotación de ventanas en las piezas habitables es obligada por disposición legal.
Los reglamentos de habitabilidad suelen imponer no sólo su uso sino también sus dimensiones mínimas, exigiendo por lo común que su superficie no sea inferior a un décimo de la de la estancia a la que prestan servicio.
Materiales de las ventanas
Tradicionalmente la ventana era de madera debidamente tratada con pinturas o barnices que mejoraban su comportamiento y durabilidad a la intemperie. Posteriormente se ha utilizado el acero que también precisa de un adecuado tratamiento para prevenir la corrosión.
Más recientemente se ha generalizado el empleo del aluminio en perfiles de muy variada sección; es un metal más ligero que el hierro y no se oxida ante la acción de los agentes atmosféricos aunque tiene por inconveniente ser más caro.
Últimamente se tiende al empleo del PVC (policloruro de vinilo), un plástico controvertido pues, a sus magníficas cualidades en cuanto a durabilidad, resistencia, aislamiento, ligereza y otras, se une la de su alta capacidad tóxica y contaminante cuando se degrada o se quema.
Funcionalidad de las ventanas
Una de las principales misiones que cumple una ventana es la de ventilación, permitiendo a través de ella la comunicación del interior de la estancia con el exterior. Es evidente que, tratándose de un recinto habitable, la exposición al ambiente externo no puede ser permanente por razones climatológicas, de ahí que se precise disponer de un sistema de cierre eficaz.
No obstante, las hojas de la ventana que sirven de cerramiento no deben impedir otro de los aspectos funcionales de ésta: la iluminación. Para permitir el paso de la luz a su través las hojas deben ser acristaladas, aunque esta cualidad conlleve algunas desventajas, como pueden ser el excesivo soleamiento interior o la propia iluminación en circunstancias no deseadas, y la reducción de aislamiento térmico, dado el mal comportamiento del vidrio a estos efectos.
Para paliar estos inconveniente se utilizan accesorios como las persianas, las contraventanas u otros similares, que contribuyen asimismo a la mejora del aislamiento, sin perjuicio de que, además, se utilicen vidrios diseñados especialmente para este fin (doble capa con cámara estanca intermedia, etc.). Por fin, otra de las funciones que cumple la ventana es la de permitir las vistas a través de ella.
Es muy común desear ver hacia el exterior sin que desde fuera se pueda ver lo que hay o sucede dentro; para lograrlo se emplean vidrios entonados de alto poder reflectante.
Contribuyen también a la funcionalidad los variados modos en que pueden maniobrar las hojas de una ventana. Bajo este punto de vista, y sin ánimo de efectuar una relación exhaustiva, se cataloga una ventana como corredera, cuando sus hojas deslizan sobre guías horizontales de guillotina, si lo hacen sobre guías verticales basculante, cuando giran en torno a un eje horizontal, dividiéndose a su vez en función de su sentido de apertura en proyectantes, hacia el exterior, o abatibles, hacia el interior. batiente, en caso de que la charnela sea vertical oscilo-batiente, cuando sus herrajes permiten alternativamente el movimiento basculante sobre un eje inferior o el batiente fija, cuando sus hojas no son practicables.
Ornato.
La ventana, presente casi siempre en las fachadas de los edificios, constituye uno de los elementos primordiales de su composición estética. Aun tratándose de simples huecos rectangulares desprovistos de cualquier aditamento ornamental, su repetición armoniosa y rítmica, en unos casos, o, por el contrario, su aleatoria disposición de apariencia desordenada, en otros, suele producir un efecto de apreciable valor artístico.
Este mismo resultado se intenta conseguir en ocasiones dotando a la propia venta de formas llamativas, incluso de un cierto barroquismo exento de cualquier funcionalidad que no sea la decorativa.
La fachada meridional del Monasterio de El Escorial podría ser un buen ejemplo del primer supuesto, mientras que el último caso podría ilustrarse con las románicas ventanas ajimezadas, las góticas caladas de primorosa tracería, las conopiales isabelinas, las efectistas ventanas angulares, las barrocas, las modernistas, … y tantas otras.