Hasta ahora hemos estado usando el término cultura en singular, pero haríamos bien de usarlo en plural, ya que los seres humanos han ido generando una gran diversidad de culturas por tal de adaptarse a su entorno.
Eso quiere decir que cada comunidad tiene unos principios morales, unas creencias religiosas, unas leyes, una ideología, en definitiva, una imagen del mundo, que tiene mucho que ver con las condiciones históricas, geográficas, medioambientales o de solamente respecto de otro grupos, y también las ganas de ser uno mismo, de oponerse y distinguirse de esos que nos son cercanos.
La diversidad cultural se ha de entender como un fenómeno natural, provocado, en cierta manera, por las relaciones directas o indirectas entre las diversas sociedades.
La cuestión relativa a la diversidad culturas se hace más urgente, des de que la Escuela de Chicago ha hecho notar que las metrópolis actuales son una “cuna de razas, pueblos y culturas y una vivienda propicia de híbridos culturales y biológicos nuevos” (Wirth, 1998), producto del gran flujo de inmigrantes y de refugiados que buscan mejorar su vida.
Delante de esta diversidad cultural hay dos actitudes: la heterofobia y la heterofilia.
– La heterofobia consiste en considerar la persona con la cual se entra en contacto mejor es someterla o rechazarla. Así, tenemos lo que sociológicamente se llama grupo minoritario o minoría étnica, es decir, el grupo que, desfavorecido con relación a la mayoría de la población, acostumbra a vivir concentrado en barrios periféricos, o en determinadas ciudades o regiones de un país. Estas minorías tienen un cierto sentido de pertenencia a su grupo y practican el matrimonio dentro del propio grupo por tal de mantener vivos sus características culturales.
A menudo y como resultado de la heterofobia, se producen conflictos que, des del punto de vista sociológico, se explican a través de los conceptos de etnocentrismo y de cerramiento del grupo.
- El termino sociológico que se usa para denominar esta actitud es el de etnocentrismo o la de tendencia a juzgar las otras culturas teniendo como punto de referencia la propia; entonces se pesa de manifiesto una actitud de recelo hacia eso que se considera forastero, cualificándolo de salvaje, ya que se cree que las pautas de conducta propias son más lógicas y naturales que no las que se rechazan.
- Ligado al etnocentrismo se produce el cerramiento de grupo, una forma de exclusión, según la cual, los grupos establecen fronteras entre ellos, la cual cosa conduce a prohibiciones matrimoniales, a separaciones físicas, como ahora la apartheid.
– La heterofilia, por el contrario, es aquella actitud que defiende el derecho a la diferencia cultural y que prefiere el diálogo y la relación pacifica con aquellos que son diferentes. Es el camino hacia al multiculturalismo que, según Alain Touraine, “es la combinación, en un territorio dado, de una unidad social y de una pluralidad cultural mediante intercambios y comunicaciones entre actores que utilicen diferentes categorías de expresión, análisis y interpretación”.
I eso debería de ser así, porque en las sociedades actuales no existen mayorías culturales claras, la cual cosa quiere decir que las diferentes formas culturales de concebir la vida de han de mezclar y que ninguna cultura no puede separarse de otra. Solo así, se puede llegar a la integración social, entendida como ejercicio pacifico de la convivencia, que se dan cuando las normas comunes son aceptadas por consejo.
En otro sentido, los sociólogos han encunado el término relativismo cultural para defender que el significado y la función de una característica cultural determinada, está relacionada con un medio cultural concreto. Eso no significa que todo valga, sino, que vale en función de un sitio y de un tiempo determinado. A veces, estamos tan inmersos dentro de nuestro modelo cultural que eso nos impide entender otras.