Una de las formas tradicionales de construcción en las montañas se conoce como casa montañesa, en las regiones de Cantabria, Castilla y León en el norte de España.
Este tipo de construcción se originó varios siglos atrás, pero su mayor auge lo obtuvo en el siglo XX, de la mano del arquitecto Leonardo Rucabado, y gracias a este la casa montañesa se hizo famosa en Cantabria, como un tipo de arquitectura regionalista, que ha hecho historias durante siglos, otros que aplicó este estilo fue, Javier González de Riancho, discípulo de Leonardo.
La casa montañesa, tienen sus características que han sido la fuente principal por la que muchas personas han optado por la construcción de una, no solo por mantener contacto con un ambiente natural, sino también porque cumplen con ciertas necesidades de confort. Dentro de las características principales que presenta este tipo de casas, especialmente en Cantabria, se pueden mencionar:
En su parte sur son muy abiertas a la luz solar. Ofrecen gruesos muros de mampostería tosca. Las esquinas son de sillares con recercado en los vanos. El acceso es por un portalón de arcos. Poseen en la entrada buena profundidad para dar cobijo al carro, etc. Cuenta con todos los espacios que tiene una casa. Su decoración es de aspecto natural.
El elemento más típico de este tipo de construcción es la sala central, que da de a la solana o ladera. Esto se logra por medio de la incorporación de un balcón corrido con barandilla de madera, que cuentan con una extraordinaria protección de vientos y lluvia, que se consigue gracias a los muros laterales. Los materiales pétreos, son los más utilizados en este tipo de construcción, particularmente aplicados en la fachada, que es lo que le da el sostén que necesita un alero saliente, uno de los toque finales es el remate en la superficie inferior de la moldura a modo de ménsula que adopta la forma de talón. La madera, que lleva labores de talla y torno, son pintada de marrón oscuro. En cuanto a los muros laterales estos en su mayoría son confeccionados como cortafuegos bajo la influencia herreriana. Estos muros tienen perfiles clásicos, en su parte superior, sirven de apoyo a las vigas de borde como sujección de los canes que configuran el alero.