Pintores del siglo XIX
Durante la década de 1870 un grupo de pintores estadounidenses, entre ellos Frank Duveneck, estudiaron en la Academia de Munich, donde aprendieron a pintar alla prima, técnica que consiste en aplicar el color en una sola sesión, con gran rapidez, sin retoques posteriores. Otro artista que sobresale por las mismas fechas es John Sargent, el retratista angloestadounidense más popular de su tiempo.
Los dos pintores más destacados del siglo XIX en Estados Unidos fueron Winslow Homer y Thomas Eakins. Las primeras obras de Homer se centran en temas de la vida rural del país, particularmente en el mundo de la infancia, como en Chasquido del látigo (1872, Butler Institute, Youngstown, Ohio); posteriormente se interesó por la peligrosa vida de los pescadores de altura, lo que le brindó la oportunidad de ofrecer en su obra una visión más fatalista de la realidad, como en La corriente del Golfo (1899, Museo Metropolitano de Arte, Nueva York).
El realismo de Eakins comenzó por un naturalismo científico; en las décadas de 1880 y 1890 llevó su visión realista al campo del retrato, como se refleja en La clínica Gross (1875, Escuela de Medicina Jefferson, Filadelfia), obra que recoge con crudeza una intervención quirúrgica. Al mismo tiempo, la corriente romántica en el arte estadounidense, de gran peso desde Washington Allston, encontró su expresión en la nueva escuela paisajística de la mano de las poéticas obras de William Morris Hunt y John La Farge, en las creaciones expresionistas de Ralph Blakelock, famoso por sus nocturnos bajo la luz de Luna, así como en las pinturas de Albert Pinkham Ryder.
En el cambio de siglo, quizá el artista más admirado e influyente del arte estadounidense sea James Abbott McNeill Whistler. Desarrolló en el extranjero gran parte de su carrera, donde experimentó con un lenguaje pictórico basado en la representación de grandes superficies planas semiabstractas y con la utilización de una gama cromática de tonos oscuros. Otra artista que realizó lo más importante de su obra fuera de Estados Unidos fue Mary Cassatt, asociada con los impresionistas franceses, en particular con Edgar Degas.
Su admiración por los grabados japoneses se refleja en la mayoría de sus obras ejecutadas después de 1890 con su tema preferido, la madre y el hijo. En parte gracias a la influencia ejercida por Cassatt en los coleccionistas estadounidenses, los pintores nacionales que seguían un estilo semejante encontraron en ellos un importante apoyo para formar la escuela impresionista más activa fuera de Francia. (Enviado por: Pedro de Jesus A., Fuente oficial: Archivo de consulta personal..)