Durante la época de la ocupación de Jean Pierre Boyer, (1822-1844), es cierto que la educación escolarizada se vio reducida prácticamente al nivel elemental. La escolaridad era tan reducida que sólo existían 6 escuelas en todo el país, las cuales se hallaban distribuidas en Santo Domingo, Santiago, La Vega, Azua, y el Seibo.
En la universidad (reabierta en el 1815) apenas se reunían al menos unas cuantas decenas de alumnos, los que eran despreciados en cantidad respecto a la población existente en el país para el momento. En 1823, un año después de la llegada de Boyer, la universidad fue serrada por el gobierno haitiano, para luego ser puesta en función nueva vez, luego de la independencia en 1844.
En el período de la ocupación haitiana es que se destaca la singular personalidad de un gran educador llamado Juan Palo Duarte, al que cuando niño le fue cerrada la escuela al momento de la llegada de la invasión haitiana, y fue quien luego crea un proyecto de enseñanza en ámbitos políticos y con una visión de libertad, soberanía e independencia que a largo plazo produjo el triunfo y desde entonces la idea de liberación obtuvo su tan esperado logro.
Juan Pablo Duarte ofreció docencia gratis a jóvenes a los cuales influyo con sus ideas para que también a través de la agrupación La Filantrópica, esos alumnos se dedicaran a la labor educacional, popular por medio del teatro en las plazas. Hay que aclarar que con las clases que ofrecía Duarte es que éste va forjando el camino para convertirse en un prócer de la patria.
Durante la ocupación de Boyer la educación fue más no sistemática que sistemática debido a que era la gran minoría la que asistía a los lugares de enseñanza escolarizada debido a una serie de dificultades. No podemos decir que la educación de los ciudadanos era un fracaso por que existían muchas personas que poseían un grado educacional, la lectura y escritura, del sistema escolarizado o formal y las actividades y procesos agrícolas, del sistema no formal, entre otros tipos adquirido por la práctica social y la cotidianidad. Gracias a Felix Ureña por colaborarnos este artículo para ser publicado en ARQHYS.com.