Cien Años de Soledad, cuyo autor es Gabriel García Márquez, es la crónica de la ciudad de Macondo y de su principal familia, los Buendía. Representa al típico surgimiento de cualquier pueblo de América Latina. Los hechos que se narran en esta novela son fantasiosos, aunque no totalmente desprendidos de la realidad, como la llegada de la compañía bananera y la figura del coronel Aureliano Buendía, que no es más que la personificación literaria de los grandes caudillos que han existido en nuestra América, héroes de mil batallas y autores de grandes fusilamientos. Cubre los cien años que siguen a los hechos de independencia y enjuicia ese período desfigurado por la violencia, la explotación, el estancamiento y la desilusión. Seis generaciones de Buendía, transcurren en las páginas de esta novela hasta llegar a lo temido por Ursula Iguarán, el advenimiento de uno de sus descendientes con cola de puerco.
Los problemas de la independencia tienen sus raíces hasta cierto punto en los de la «era del primer rabo de puerco», el período colonial. Los Buendía como estirpe, se remontan al siglo XVI, época en que el pirata Francis Drake atacó Riahacha, lo que causó que la tatarabuela de Ursula Iguarán, asustada por el inglés con sus «feroces perros de ataque» y sus «red-hot irons», se sentara en una estufa caliente. para escapar de los piratas ingleses, los Iguarán emigraron de la costa a una aldea de indios pacíficos al pie de las montañas, donde se casaron con los miembros de la familia Buendía durante tres siglos. La continua «Unión» causó el nacimiento del primer niño con cola de puerco, producto de la convivencia de la tía de Ursula Iguarán y del tío de José Arcadio Buendía.
Ursula y José eran primos hermanos y tenían miedo de procrear un niño con cola de puerco, o algo peor, iguana. Al final, sus temores fueron proféticos, como el vergonzoso «marcaje» de la tatarabuela, pero lograron mantener la distancia durante seis generaciones, gracias al cruzamiento con grupo de otra emigración. Ursula Iguarán llevó un cinturón de castidad durante los primeros dieciocho meses del matrimonio, y como a José Arcadio, un rival, en una pelea de gallos, lo tildó de impotente, éste lo mató. Para alejarse del fantasma y para «tener un comienzo limpio», José Arcadio se convierte en líder de un grupo de colonos a través de las montañas. Después de deambular sin rumbo por más de dos años, el grupo se asienta en el medio de un pantano bastante alegórico, donde José Arcadio tiene un sueño sobre la construcción de una ciudad espejos.
Esa ciudad fue Macondo la cual al principio es una aldea aislada, pero feliz y próspero. Macondo era visitada por gitanos, quienes traen regalos, unos productos de la nueva ciencia, y remanente de la superstición y la frivolidad. Esta mescolanza conforma en el conocimiento en los habitantes de la aldea. Salvo el viejo Melquíades. Los gitanos como eran ambulantes se enriquecieron con la ignorancia de los aldeanos y junto a los bananeros americanos transforman a Macondo en una población próspera y luego de la misma manera la sumergen en la miseria y la confusión.
La segunda generación de los Buendía a Macondo incluye al coronel liberal Aureliano, quien inicia treinta y dos evoluciones y las pierde todas. La tercera generación produce un pequeño dictador quien gobierna a Macondo con manos duras. En la cuarta generación uno de los Buendía, un líder de los trabajadores, lo único que logra es que asesinen en masa a sus seguidores. Después de esta matanza, en la ciudad que presumía de no necesitar un cementerio, la compañía bananera se marcha, y Macondo cae en una soñolienta decadencia. Los negocios cierran, las casas se caen y los jóvenes se van.
En la vieja casa de los Buendía las malas hierbas y el comején se convierten en invitados especiales mientras que la quinta generación regresa y se regodea entre la homosexualidad y el incesto. La sexta generación, descifra los escritos de Melquíades, y como fruto de sus relaciones desordenadas produce en la séptima generación un niño con rabo de cerdo. Al morir la madre, el padre se refugia en el burdel, y el niño,. sin que nadie lo atendiera, fue devorado por hormigas rojas. Entonces, Macondo llega a su fin. Un remolino se eleva y se lleva al pueblo, haciéndolo desaparecer de la faz de la tierra, justamente cuando el más sobrio de la familia lograba descifrar las profecías de Melquíades.
Se puede decir que Cien Años de Soledad, es una síntesis antológica de varios temas, en ella se encuentra lo político, lo histórico, lo social, las revoluciones, la buena vida de la burguesía, las grandes penurias de los trabajadores, todo estos, tejido en una trama que envuelve la creación y la destrucción de una familia y un pueblo que desató sus pasiones en un mismo marco, Macondo. Gracias a María Elaine Mejía por colaborarnos este artículo para ser publicado en ARQHYS.com.