Estructura de la Sagrada Familia.
Inicialmente fue construida bajo el concepto de templo expiatorio, pero en la actualidad es un grandioso monumento que aún no se ha finalizado.
Y aunque parezca difícil de creer, esta obra se financia de manera totalmente privada, a pesar de que se reciben donativos de millones de visitantes.
La gestión es realizada por una fundación eclesiástica, con el fin de administrar el prepuesto y ejecución del proyecto -siguiendo fielmente las directrices del fallecido Antoni Gaudí-.
Aunque la Fundación de la Junta Constructora del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, asume la dirección y la coordinación del plan de construcción del templo, y la gestión de los fondos económicos, la construcción se delega en una persona no perteneciente a los ámbitos eclesiásticos, quien trabaja conjuntamente con los miembros de la Junta Constructora.
Antoni Gaudí fue una figura representante de la cultura catalana e internacional, quien se destacó como arquitecto y diseñador de mobiliario y objetos; además, abarcó el paisajismo y el urbanismo. Y en todas estas áreas desarrolló un lenguaje propio muy expresivo.
Sin lugar a dudas, la Sagrada Familia fue uno de sus proyectos más ambiciosos. Antoni Gaudí -consciente de que no terminaría el proyecto- organizó la construcción de modo que se pudiera llevar a cabo sin él estar presente, siguiendo los lineamientos originales.
De este modo, programó el proyecto de forma que no se levantaran todos los muros a la vez hasta el mismo nivel, sino que se hicieran partes completas, y así cada generación sería protagonista de una parte.
Gaudí explicó el proyecto a sus colaboradores y arquitectos jóvenes, para facilitar su interpretación y construcción. Finalmente, en el proyecto se utilizaron únicamente formas geométricas y se dejaron establecidas todas las leyes de la relación entre ellas, de modo que cualquier persona que fuera designada para finalizar el edificio, tuviera facilidad de hacerlo.